Los poros se van haciendo más anchos. Mi respiración se hace más y más metódica en cada ciclo, y el corazón se va haciendo tambor. Mis ojos cerrados no esconden la realidad, pues estoy acá, en mi templo, donde todo es salud para mi. Soy yo y cada unas de mis facetas las que en el Jacra Sidha se van ordenando en ese piso rojo con mandalas dorados que sólo yo conozco. Mis músculos dejan de temblar. Las lágrimas ya se secaron y lo primero es entonces cortar esas cadenas negras… esas cadenas que no me pertenecen y que me han mantenido drenado de tantas cosas en tanto tiempo. Están pegadas a mi piel, a mi carne, a mis vísceras y a mi alma. Emanan vapores enfermizos negros de mis chakras. Es dolor, pues en dolor mismo martillo las cadenas y rajo esos enlaces sin sangrar: se me acaba el llanto invisible de las carnes molidas pero no putrefactas. Estoy cansado, cansado pero tengo más fuerza que antes. Afuera, donde hay gente que me espera me he empezado a sentir más fuerte, así que este paso es en este momento. Pero el fin está lejos…
Ahora que el sucio enlace se rompió, debo asegurarme de que no me vuelva a poseer. Se bien las cosas buenas de este mundo siempre son más y más fuertes, debo asegurarme que el cambio en mi deje de atraer esas cosas malas, pues el universo y yo mismo me regalé un karma al que apego feliz. No me interesan más sus ojos tristes y arrepentidos, ni su boca sucia e hiriente. Sólo están para mi las personas que me quieren… y yo. Acaricio mis heridas para sanarlas. Te regalo una sonrisa, pues lo último que quiero es hacerte daño. Ese frío, ese calor, solo me traen lo que merezco y créelo o no, eso me mantiene contento.
Tomo todo el aire que mi cuerpo fortalecido puede tomar. El aire de las montañas heladas y el aire tibio y húmedo de las cosas de mi cuidad. Todos esos paisajes que rondan mi mente en sueño y vigilia me dan su brisa tímida pero poderosa. Mis pulmones tan, tan, tan llenos de ese elemento absorben esas cosas nocivas que aún quedan en mi interior. El ejercicio es largo, tedioso, doloroso y cansador: pero cada soplido excreta venenos que la luz que me trae la realidad (ahora que la acepto) se van evaporando, exhumados de mi carne y alma. Ahora que voy raspando los vestigios de esa maldad, puedo mirarme con más ternura.
Ahora bien, de mi suerte, eso no puedo hablar mucho. Veamos como termina esto…
1 comentario(s):
Cielo me gusta saber que estas bien, solo paso veloz como el viento y tambien es una manera de reconocerme que aunque estoy huyendo fisicamente como una cabra chica que no sabe enfrentar sus nuevos dolores, no puedo huir de mis afectos y tuve que buscar un lugar donde pudiese saber de la gente que quiero es por eso que te estoy posteando, queria saber de ti y de la gente que aun me queda :D besos niño cuidate millones nos vemos sigue disfrutando.-
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