El Diario de NetSeeker

La manera en que un hombre pierde su ser, se va encarnando entre recuerdos sepia y lagunas de negras aguas. La transformación que sufre alguien cuando se va perdiendo su calidad de persona hasta convertirse en un "algo". Cuando los sentimientos -que son lo hermoso de la vida, de como alimentamos nuestra alma- se van conviertiendo en asesinos de dagas variadas, que esperan cualquier esquina, cualquier giro, cualquier sueño para convertirse en quienes porten tu cabeza, es cuando te das cuenta que un hombre se ha transformado en una criatura, una bestia...
Los recuerdos de la infancia queman. Tus risas de niño son las que se pelean por el control de lo que logras recordar... y pierden... siempre pierden. Recuerdos se venden cual putas a cualquier otro, que sin saber usan armas sobrecargadas, superpoderosas... muelen tu carne y festinan con tu alma, que ni derecho a pena tiene.
Esa sustancia negra que brota de las heridas (que no es sangre, es antes) tapa tus poros, cierra tus ojos, amordaza tu boca, y te espera... hasta que te ahogues... esa sustancia que proviene del destino mismo, quien le entrega palabras a inocentes que no saben usar esas espadas. No son entrenados, pero las usan para aniquilar cada célula de tu pequeño monte de ladrillos que llamas tu seguridad... y lo hacen muy bien.
Tantas veces me he levantado por la mañana diciéndome que no me harán nada, nunca mas... La sonrisa solo logra que me rajen la carne con mas facilidad.
La desolación se va evaporando, hasta que sienta la seguridad de nuevo... hasta creer que esa liga de asesinos no me persegurá más... hasta que vuelva a bajar mis defensas...

--edición de después de almuerzo---

Mi intención jamás ha sido ponerte en el mismo saco de los demás...
Cuando estoy triste, siempre me abrazas, me sacas una sonrisa... y puedo ver como mi pena se me va... lejos... y con miedo de volver.
Es sólo que esta mañana, cuando me di cuenta que no importaba lo que hiciera; seguirías con pena... me sentí mal... Sabes que nuestras alegrías están conectadas: así también nuestras penas, nuestras frustraciones. Cuando me decías: "ya pasará, olvidalo" me hacías sentir que no importaba lo que hiciera... no podía hacer nada para calmarte, para hacerte sentir bien...
Todo eso me hizo recordar, y frente a un porqué que no tenía entregué el único porqué que yo tengo...
Disculpame, si lees esto.
A veces... las cosas se me vienen encima, como avalancha... y no puedo detenerlas.