"El hombre del Blues"
… y yo escuchaba entonces a dos bandos. A un lado, guitarra y armónica. Al otro, su lasciva voz. Escuchaba con la atención del pichón que mira a sus padres para aprender a volar. Escuchaba con la atención que la arena escucha al mar llegar.
Las dos voces emprendieron una carrera por mis neuronas, esperando causar una respuesta adecuada de mí lo más rápido posible. Una cantaba un cielo de nostalgias y de amores perdidos en el andén del tren. La otra ladraba desconcierto frente a lo que sucedía.
♪ ♫ No podía entender ♪ ♫
Quise poner atención a ese Blues que el blusero bluseaba sobre el escenario del Blues, pero mi cerebro casi tan confundido como mis manos al tratar del seguir el ritmo con chasquidos de dedos, terminó oyendo al que hablaba del Apocalipsis y del Blues con la misma boca y sin cepillarse los dientes en el intermedio. Hablaba con una autoridad que hacía que quienes lo escuchaban miraban al blusero con odio, a lo que el blusero sólo podía contestar con la lágrima y media que caía de sus ojos cuando recordaba su a Mariana, que había muerto atragantada con un hueso de pollo hoy a la hora de almuerzo.
Quise cerrar los ojos para dejar de escuchar el veneno que se desparramaba de la boca aquel tipo vestido con una polera de un grupo Metal o que se yo.
El blusero preparaba una cuerda amarrada por un lado a una viga de aquel bar y al otro lado sujetaba fuerte su cuello. Todo mientras seguía sollozando y lloriqueando a través de su armónica.
Rodeado de gente seguía aquel tipo, como polillas alrededor de una fogata, contemplando la hermosura que les quitará la vida. Oían por que así se sentían felices. Oían por que preferían esa mentira a tener que salir a buscar su propia felicidad.
Proclamaba atrocidades contra aquel y todos los bluseros y en especial, contra este Blues. No creía que la soledad como la pintaban en las canciones existiera. No creía que el desamor podía matar tanto así. Venenos diferentes salían de su boca cada segundo, mientras el blusero cortaba sus brazos con las cuerdas de su guitarra para poder sangrar lo que no podía llorar por Mariana.
Ahí fue el fin de todo. Deben haber sido los miles de impulsos que mi cerebro recibía, miles de sinapsis en cada giro de mis ojos. Me levanté repentinamente y el óxido de mi cuerpo crujió. Mi cerveza se cayó al suelo. Miré al tipo con los ojos de animal salvaje que pongo cada vez que pierdo un trago y le di un buen golpe en la nariz. Lo levanté del cuello de su polera Metal y lo volví a golpear, ahora cerca de su ojo izquierdo.
Los hombres-polilla que lo rodeaban habían huido. Preparé un tercer golpe, esta vez mucho más mortífero y directo a su hígado, pero me detuve en seco.
El hombre de la polera del grupo Metal lloraba por los ojos y sangraba por la nariz y la boca. Solté su polera y cayó al suelo. Me le acerqué y le dije con voz calmada:
- ¿Acaso no ves que yo estaba solo de verdad?
Se acurrucó contra la esquina de las paredes y se escondió en las sombras en una patética posición fetal. Me di vuelta. Nadie me miraba. Todos oían el Blues.
Dejé una luca en la mesa y me fui.
Nunca más volví a aquel bar, por que lo cerraron. Cinco bluseros se suicidaron en ese escenario, y tres tipos con poleras extrañas desaparecieron… ahí en una esquina de aquel bar y nunca más fueron vistos por nadie.
-Alejandro Torres (12 de Abril del 2007, 08:32 p.m.)
3 comentario(s):
Espero escribir varios cuentos más como este. Pretendo juntarlos y sacar un libro xD
Todos independientes entre si. Hilos temáticos entretenidos pero de una extensión corta.
Moralejas que se descubran después de lo impactante que puede llegar a ser un cuento, muy al estilo (del maestro) "Edgar Allan Poe"... o del más contemporáneo "Tim Burton".
-Alejandro
es raro
me dió escalofrios
desde hoy en adelante no me gusta el blues
xd
Es mi impresión o tiene un aire a Hijo de Ladron? jaja, recuerdos de ¿primero medio?. Ese ambiente tranfugo de bajo pueblo de mediados de siglo XX :P
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